Ladridos de perros en la noche. De entre las tumbas se levantan enjambres de sedientos vampiros que alzan vuelo en busca de las tibias gargantas. En una habitación cualquiera, una mujer se estremece, arquea su cuerpo, convulsiona de deseo, abraza una febril sombra que la invade. Tal vez, sin saberlo, atrapó entre sus cálidos brazos a un vampiro, que en su ebriedad le hará perder la noción del tiempo… y será asesinado por los implacables cuchillos de la luz del alba.